Asesoramiento sin cargo.

El cultivo de Marihuana y sus etapas

Crecimiento


En esta fase se produce el crecimiento de los órganos vegetativos de la planta, tales como raíces, tallos y hojas.                                                                                                                                                      

Cuando las horas de luz del día (fotoperiodo) son cada vez mayores, las plantas lo perciben y realizan dicho crecimiento. En cambio cuando las horas de luz comienzan a disminuir las plantas los perciben como un estimulo para florecer.                                                                                                            

La etapa de crecimiento del cultivo comienza desde el momento en que las plantas son solo semillas, estas germinan, luego se produce la emergencia de la plántula a la superficie, creciendo y alcanzando rápidamente un tamaño importante. El tamaño final que alcance la planta dependerá de una serie de factores tales como temperatura, luz, agua, nutrientes, entre otros.


En caso de que la planta se encuentre en el exterior, podremos darle un crecimiento natural desde la primavera hasta comienzos del verano, teniendo de esta manera la típica planta de temporada.                                                                                                                    

En interior esta etapa puede durar entre 20-25 días con aproximadamente 18 horas de luz y 6 horas de oscuridad, partiendo desde una semilla. Si la plantamos desde invierno en indoor, con condiciones de luz artificial, en primavera ya la podremos dejar al fotoperiodo normal y conseguir una planta grande cuando en condiciones naturales las mismas recién estarían comenzado a germinar.


Durante la fase de crecimiento se recomiendan siempre la utilización de abonos-fertilizantes mayormente a base de nitrógeno que promueven el crecimiento, así como también enraizantes mejorando la absorción de nutrientes y el desarrollo de un sistema radicular fuerte.

 

Floración


La etapa de floración comienza con la aparición las flores en la planta, las cuales se disponen agrupadas en inflorescencias, pudiendo ser plantas de flores femeninas o masculinas. Normalmente sembramos semillas feminizadas para obtener plantas hembra pero si las semillas son regulares tendremos que fijarnos cuales son hembra y cuales macho, debiendo eliminar estas últimas.


A partir del comienzo de esta fase debemos utilizar abonos-fertilizantes de floración, que estimulan la misma y que suelen aportar entre otros nutrientes fósforo y potasio, tan necesarios en esta etapa.                                                                                                                                                             

De esta manera la planta gradualmente irá formando una flor sobre otra hasta verse una larga cola de color blanquecino, pasando finalmente a la etapa de engorde de las flores.

 

Engorde


Una vez que todas las flores se encuentran formadas, estas engordan rápidamente intentando recibir así el polen que no han recibido, razón por la cual su naturaleza les manda a hacerse cada vez más grandes y notorias con tal finalidad.


Durante esta fase las plantas requieren una elevada cantidad de fósforo y potasio, por lo que lo aportado mediante el abono-fertilizante durante las anteriores fases del cultivo no resultará suficiente.                                                                                        

Asimismo es necesario aportar un engordador, natural o químico, el cual se comienza a aplicar aproximadamente un mes después del comienzo de la floración, cuando ya tenemos las flores bien formadas.

 

Maduración de los cogollos


Cuando las plantas ya no pueden florecer más las flores comienzan a envejecer, debiendo nosotros reconocer cuando le queda poco a nuestra planta para cortarla. Cuando son nuevos los pistilos de lo cogollos son de un color blanco y luego a medida que envejecen se van volviendo de un color marrón.                                                                       

Así, cuando la mayoría de las flores se están poniendo marrones debemos usar únicamente nuestra agua de riego durante al menos dos semanas para que se termine de consumir los nutrientes presentes en la tierra y los de la propia planta. De esta manera evitamos que la cosecha no sepa a productos químicos o fertilizantes.


Si bien resulta fácil saber cuándo es el momento para cortar, pero encontrar el momento justo para dejar de abonar es clave, lo cual se obtiene con la práctica. Una vez realizada la cosecha debemos realizar un correcto proceso de secado y curado a nuestras flores, dado que esto determinará en gran parte la calidad del producto final.



En caso de no querer iniciar el cultivo con plantas de temporada, para lo cual se requiere de paciencia respetando el largo de los ciclos, es posible cultivar variedades autoflorecientes cuyas plantas no son dependientes del fotoperiodo y cumplirán con su ciclo en aproximadamente en unos 2-3 meses desde la germinación. A su vez cuanto mejor sean las condiciones climáticas, mayor será la producción y calidad en estas variedades.


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